Esperaba colgada,
que vinieran las musas,
las habia perdido,
regalandose escusas.
Encendio en su corazón la duda
y subio sin querer,
su alma a la luna.
¿Quien pudiera bajarla,
acostarla en su cuna,
regalarle al olvido,
con palabras de bruma?
¿Quien pudiera quererla,
sin dejarla desnuda?